Rent-a-judge

Hace como veinte años un juez extranjero me preguntó si en la Argentina existía el juicio por jurados. Le contesté que, salvo en alguna que otra provincia, ni siquiera nos habíamos molestado en cambiar la norma de la Constitución que desde hace más de un siglo y medio nos ordena (no nos sugiere), aplicarlo. Me preguntó entonces si yo podía dormir tranquilo al saber que las decisiones siempre eran tomadas por personas designadas por el poder político. Probablemente ese día haya comenzado mi trastorno de sueño. Un poco más tarde, y luego de implementar “a la argentina” el Consejo de la Magistratura, el desastre está a la vista: procesos de selección dominados por afinidades de pandilla, jueces que deben elegir entre “hacer carrera” o juzgar con independencia enfrentando amenazas de ser removidos por el contenido de sus sentencias y una impúdica relación entre los resultados electorales y la promoción o reactivación de las causas que involucran a f...