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Mostrando entradas de septiembre, 2022

Vencen los bárbaros

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A mí me parecía que debía de ser fingido el interés de la señora por compartir conmigo esa actividad, por convertirla en un incomprensible programa conyugal. No entendía para qué iba ella a agregar, y encima con un gordo como yo, otro ejercicio físico, y uno tan desagradable como ese, si ya corre, levanta pesas, hace cuatrocientos abdominales y baila salsa casi a diario (¿será un trastorno de su trópico natal, como la malaria?). Su interés oculto era que yo, una vez en el sitio, comprobara la dimensión de mi fracaso sin posibilidad de hacer lo que era esperable tratándose de mí: irme insultando a todo el mundo. No fui con una acompañante, sino con un carcelero que formaba parte de la conjura. Todo empezó cuando uno de los médicos del Hospital Alemán (gente que ya no fantasea con invadir Polonia pero que de tanto en tanto urde un proyecto no menos estrafalario con algún paciente) me indicó que yo debía hacer un tipo de ejercicio conocido como “Pilates”. Esa actividad, me dijo, me propor

Menudencias

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                     Comparto con un amigo el gusto por el análisis de temas que son estratégicos para hacer realidad nuestro destino de potencia mundial (me refiero a la Argentina) y cuya importancia el común de la gente no ha detectado aún. Solamente el Conicet ha demostrado interés en nuestras investigaciones, porque ahí tenemos un amigo ascensorista. El hombre nos asegura que nada hay para temer, que recibiremos nuestra beca, porque nadie allí lee lo que paga.           El otro día coincidíamos en señalar que los argentinos preferimos formar los diminutivos con el sufijo “ito/ita”, y muchísimo menos con “illo/illa” como es costumbre en la Madre Patria. Así, decimos “pancito”, “cucharita” y “pajarito”. Porque “panecillo”, “cucharilla” y “pajarillo” nos suenan afectados, casi de composición escolar. En el café no nos tomarían muy en serio si pidiéramos "un cortadillo". Nadie cantaría una zamba de Yupanqui que se llamara Lunilla tucumana .                     Pero hacemos al