Deutsches requiem II

En un ensayo anterior dije lo que pensaba sobre la extorsión culpógena que hacen los hoteles que invitan a reutilizar toallas para preservar las amapolas o las iguanas. Lo aplican con las toallas, porque los manteles y las servilletas de sus restaurantes, al parecer, no amenazan a las comadrejas de Rancul ni a los cocoteros de Isla Margarita. Como ese embuste ambientalista no les ha funcionado, los miserables están probando con otras bajezas, todas propias de psicópatas. Un hotelucho de Munich sugiere poner en la puerta un cartelito que indica que el huésped renuncia a que ese día le limpien la habitación a cambio de que la casa le invite un trago. Con una sonrisa inexplicable, la chica de la recepción me resume esa tontería diciendo it’s clean or drink . La han entrenado mal. Sus jefes han olvidado que si alguien no emboca con lo que quieren los clientes se queda sin...