Huracán vs. Belgrano de Córdoba. La crónica.

Cual Virgilio (la razón) y Beatrice (la fe), guían mi recorrido por el Palacio Tomás A. Ducó mis amigos Alejandro J. Lomuto y Avelino Rolon. No sé de cuánta razón pueden alardear estos dos: uno es periodista y escritor; el otro creo que fue empleado de algún poder judicial. Pero fe les sobra: ambos son devotos del Club Atlético Huracán. Han prometido rescatarme de mi propia selva oscura trayéndome a este enclave art déco en el barrio de Parque de los Patricios. Pareciera que tampoco carecen de sadismo, porque eligieron para eso una noche de agosto en el hemisferio sur que me haría evocar una de febrero en Oslo si hubiera yo visitado Noruega alguna vez. Como corresponde a un periplo dantesco, el mío debe comenzar por un infierno, pero en uno frío. Eso a pesar de que mis tutores se pasaron toda la semana haciendo atroces referencias a fogatas y a gente incendiaria (hablaban de “la quema” y de “los queme...