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Mostrando entradas de enero, 2023

Suministros

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Diógenes se maravillaba al ver cuántas cosas había en el mercado que él no necesitaba. Yo era así, juro, pero me vi obligado a cambiar. Ahora soy consumista. Aunque mi consumismo es algo, digamos, selectivo y para nada voluntario. El estilo de vida saludable que estoy llevando (imposición debida a cierto contratiempo cerebrovascular, para nada al gusto de vivir de esta manera tan miserable) me exige una delicada planificación de la función de compras. Cualquier elemento que falte me hace pasar del pecado de pensamiento y palabra al de obra, y a atacar una alacena como hacía el Gordo Valor con los bancos, o hace cualquier político argentino con el dinero de los contribuyentes. De nada me ha servido escribir en la puerta de la heladera aquello que Dante había puesto en la puerta del peor destino de todos: lasciate ogni speranza voi ch’entrate . El Maligno siempre está al acecho para desafiarnos. A mí me viene ganando todos los desafíos por goleada desde que tengo memoria. Ayer por la noc

La metafísica del sheriff

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               El diario LA NACIÓN dice en el primer renglón de una nota que un actor norteamericano “fue declarado desaparecido” . El uso de la voz pasiva (furiosamente prohibida por los especialistas norteamericanos en legal writing ) viene además trunca, desprovista de sujeto, como para generar curiosidad y hacer que alguien continúe leyendo algo dedicado a semejante asunto. Sólo podría interesarse uno que dispusiera de mucho tiempo y de poco que hacer un día de enero de treinta y cinco grados. Yo, por ejemplo. No la leí porque me preocupara el destino del actor, cuyo nombre ignoraba, sino porque me pregunté quién diablos estaría a cargo de hacer semejante declaración, y los fundamentos que habría tenido para hacerla.           Los abogados me dirán que existe un proceso judicial que puede terminar con una sentencia que declare un fallecimiento presunto, que es lo que se predica cuando no encuentran a alguien escondido con alguna señorita, ni a su cadáver. Esa ficción, que antes se

Un cambalache, pero políticamente correcto

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         " Y herida por un sable sin remaches vi llorar la Biblia junto a un calefón", reza el tango Cambalache .           Pues hemos dado toda la vuelta y ahora hay gente que propone que todo sea exhibido en el mismo sitio, exactamente como en el montepío que describió amargamente Enrique Santos Discepolo.           La publicación Business Insider (que yo decidí no leer más exactamente hoy, se verá por qué) produjo una nota que lleva el asombroso título ¿Puede usted detectar racismo oculto en su supermercado?        No se refiere al trato que dispensan a los clientes de alguna minoría étnica los empleados del comercio, ni a cuánta diversidad hay entre su personal, sino a algo mucho más profundo. Para el paranoico que escribió la nota, la clave está en el sitio donde se exhiben determinadas bolsas, cajas y frascos. Pero no en las conocidas tácticas de poner lo que se quiere vender más en un estante que esté a la altura de los ojos del cliente promedio, ni en las ofertas que