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Mostrando entradas de noviembre, 2024

Tratado de Sociología, Tomo XXIX, Capítulo 32, "Uruguay"

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            Después de unos cuantos años volveré a visitar la República Oriental del Uruguay. Eso no es ninguna proeza: el país en cuestión queda casi enfrente de mi casa, no bien uno cruza eso que Juan Díaz de Solís llamó “Mar Dulce” de tan grande que lo vio.           Lo visitaré en unos días con motivo de mis treinta y cinco años ininterrumpidos de matrimonio (todos con la misma persona). Un contrato de semejante duración debería ser contrario al orden público, como pasa con las locaciones, pero el mío continúa vigente. Me indicaron que eso debía ser motivo de festejo o, por lo menos, que había que evocar esa historia de vida compartida, y que el Uruguay es un sitio, además de bonito, apropiado para los ejercicios melancólicos (alguien me contó que las computadoras que hacen allí no vienen con memoria, sino con nostalgia).           No necesito fingir simpatía por ese país, porque la tengo....

Los juicios por corrupción y la "magistra vitae"

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Giovanni Falcone y Paolo Borsellino                     Parece que el finado Cicerón era un eficiente orador, algo más que un buen charlatán. Como abogado era algo marrullero y fabulador (podía haber en esta época uno así). Un excliente, cuando leyó un alegato que Cicerón decía haber hecho en su juicio y que publicó en uno de sus libros de autopromoción (en la Roma de la República podía ocurrir que un abogado anduviera por “los medios” para alimentar su negocio, por suerte eso ahora no pasa), le dijo “qué bueno habría sido que de verdad hubieras dicho eso delante del tribunal”. Como los abogados tenían prohibido cobrar honorarios, él simulaba que sus clientes le daban préstamos que jamás devolvió y con eso se hizo obscenamente rico. No tenía un palacio, sino varios.            Pero Cicerón inmortalizó aquello de que “la Historia es la maestra de la vida”.         ...

Escribidores (con su permiso, don Beppe)

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                   Pedí permiso a mi admirado Beppe Severgnini para traducir lo que puso hace mucho en su blog Italians , del Corriere della Sera , y que reprodujo con algún retoque en su libro Lezioni semiserie d’italiano . Me respondió de manera tan simpática como elegante: "usted no necesita mi permiso, gracias por su estima".           Ahí voy, entonces, a manera de homenaje a un gran periodista (discípulo del legendario Indro Montanelli) y exquisito escritor, que ha contribuido a que a mí me gustara aún más el idioma italiano y me esforzara para aprenderlo. Espero no estropear del todo la gracia del original. EN ESCRITOR UNO SE CONVIERTE: ¡APRENDAN! Beppe Severgnini           Algún que otro texto, algunas clases en la escuela, muchos sobrecitos en la correspondencia, miles de emails : ya no tengo dudas. Los italianos tal vez lean poco, pero escriben...