Tratado de Sociología, Tomo XXIX, Capítulo 32, "Uruguay"
Después de unos cuantos años volveré a visitar la República Oriental del Uruguay. Eso no es ninguna proeza: el país en cuestión queda casi enfrente de mi casa, no bien uno cruza eso que Juan Díaz de Solís llamó “Mar Dulce” de tan grande que lo vio. Lo visitaré en unos días con motivo de mis treinta y cinco años ininterrumpidos de matrimonio (todos con la misma persona). Un contrato de semejante duración debería ser contrario al orden público, como pasa con las locaciones, pero el mío continúa vigente. Me indicaron que eso debía ser motivo de festejo o, por lo menos, que había que evocar esa historia de vida compartida, y que el Uruguay es un sitio, además de bonito, apropiado para los ejercicios melancólicos (alguien me contó que las computadoras que hacen allí no vienen con memoria, sino con nostalgia). No necesito fingir simpatía por ese país, porque la tengo....