Argentina es una fiesta













En su obra póstuma Ciudadela, Antoine de Saint-Exupéry escribió: “Yo voy de fiesta en fiesta, de vendimia en vendimia, como de la sala de reposo a la sala del Consejo en el palacio de mi padre, donde todos los pasos tenían un sentido”. Sucede que para ubicarnos en el tiempo, para no marearnos con sus ciclos, existen las fiestas. Los tiempos litúrgicos permitieron ordenar la vida de los feligreses con algo más de precisión que las señales que daban la siembra y la cosecha pero así y todo hizo falta ponerse de acuerdo en hacer algo determinado día.
En la Argentina tenemos unas cuantas celebraciones, que no han logrado ordenarnos ni un poquito. Cada pueblo debe distinguirse por algo y organizar la condigna fiesta, que será “nacional” aunque el resto del país ignore su existencia (y a veces, la del pueblo mismo).
Veo en la lista que publica Wikipedia que algunas fiestas tienen nombres algo inespecíficos, que no permiten adivinar siquiera qué diablos conmemoran, como la Fiesta Nacional de La Confluencia adonde vaya uno a saber qué realidades confluyen (Neuquén, Neuquén), la Fiesta Nacional del Arbolito (Chovet, Santa Fe), la Fiesta Nacional del Oro Blanco (Canals, Córdoba), la Fiesta Nacional del Oro Dulce (Casilda, Santa Fe) o las enigmáticas celebraciones que sólo se identifican por sus fechas, como la Fiestas Julias Nacionales (Alicia, Córdoba) o la autorreferencial Fiesta Nacional del 7 de Marzo (Carmen de Patagones, Buenos Aires).
Otras, al revés, han tenido el cuidado de ser neuróticamente precisas en cuanto a su objeto, como la Fiesta Nacional del Chamamé del Norte Entrerriano (Federal, Entre Ríos), que se distingue de la más genérica Fiesta Nacional del Chamamé (Corrientes, Corrientes) o de la un poquito más vaga Fiesta Nacional de la Música del Litoral (Posadas, Misiones), todo por razones que los musicólogos investigan. Es bueno dedicar algunos días sólo a escuchar un género musical, como pasa en el polvoriento Festival Nacional del Malambo (Laborde, Córdoba). En cambio, en el Festival Nacional de la Serenata (Villa de Soto, Córdoba) las damas pueden disfrutar desde los balcones de variados géneros, que todos están permitidos.
También hay especies de metafiestas, fiestas que evocan otras fiestas, como la Fiesta Nacional del Carnaval Artesanal (Lincoln, Buenos Aires), la Fiesta Nacional del Carnaval (Esquina, Corrientes), la Fiesta Nacional del Carnaval de Fronteras (Paso de los Libres, Corrientes), la Fiesta Nacional del Carnaval de la Amistad (Maipú, Buenos Aires), el Festival Nacional de la Navidad Gaucha (Oliva, Córdoba), la Fiesta Nacional de la Navidad del Litoral (Leandro N. Alem, Misiones), la Fiesta Nacional de la Navidad Cordillerana (San Martín de los Andes, Neuquén) y otras que se alimentan del resultado de otras fiestas, como la Fiesta Nacional de las Reinas Nacionales (Carlos Pellegrini, Santa Fe), algo así como una fiesta de segundo grado.
Hay celebraciones nostálgicas, como la Fiesta Nacional del Tren a Vapor (El Maitén, Chubut) y hasta políticamente incorrectas, como la Fiesta Nacional del Tabaco (Goya, Corrientes).
Hay fiestas que hacen trabajar durante todo el año a la gente del pueblo para un acontecimiento bastante breve, como imaginamos que ocurre con la Fiesta Nacional de las Seis Horas del Pejerrey (Puerto San Antonio Este, Río Negro).
En la categoría de homenajes multipropósito o polirrubro encontramos a las que combinan la evocación de varios productos o actividades cuya relación no se entiende a primera vista, como la Fiesta Nacional del Mar y el Acampante (Balneario El Cóndor, Viedma, Río Negro), la Fiesta Nacional del Sol y la Familia (San Bernardo, Buenos Aires), sólo diferente por un matiz de la Fiesta Nacional del Sol y la Amistad (Coronel Arnold, Santa Fe), la Fiesta Nacional del Chivito, la Danza y la Canción (Chos Malal, Neuquén) y la pintoresca, aunque ardua para digerir, Fiesta Nacional del Mondongo y la Torta Frita (Santa Coloma, Buenos Aires).
No sabemos si la Fiesta Nacional de la Ordeñadora (El Trébol, Santa Fe) está dedicada a una laboriosa dama que trabaja en un tambo o a un artefacto industrial, como claramente es el caso de la Fiesta Nacional del Sulky (Simoca, Tucumán).
En Famaillá, Tucumán, se celebra la Fiesta Nacional del Mellizo, que recauda más que el resto porque allí muchos visitantes llegan acompañados.
Aunque, para decir verdad, no hay que ser tan crítico. Cualquier excusa es buena para juntarse, o por lo menos aproximarse hasta una distancia prudente de los vecinos, como suponemos que ocurre en la Fiesta Nacional del Ajo (Médanos, Buenos Aires).

(Extraído de Lo que nadie se llevó).

Comentarios

  1. Muy buena entrada! Nos reímos junto a mi mujer leyéndola. Que tema este de las fiestas.... y que misterio las sesiones legislativas que las sancionaron....

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    1. Gracias. Así es. Olvidé decir lo de las leyes que declaran la fiesta/capital nacional de algo. Abrazo.

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