Fantasías
Según recuerdo (creo recordar, ya
que he perdido ese libro) en Crónicas del ángel gris Alejandro Dolina cuenta
que él, de pibe, no dudaba de la existencia de Papá Noel, pero que la certeza se
le terminó cuando lo llevaron a saludar a ese personaje a una tienda. A pesar de ser chiquito, acertó a pensar que alguien proveniente del mundo celestial debería de
tener intereses algo más elevados que los de una casa de comercio, y de ninguna
manera el mismo aliento a cerveza que su tío (que el tío de Dolina). Es que, creo
haber leído en el cuento, las percepciones que produce la fantasía son más
potentes que las de la realidad. Por eso un amor distante es siempre más
intenso que otro cotidiano.
Lo que me gusta de ese relato es que allí Dolina arremete contra la obsesión de reproducirlo todo visualmente; digamos,
al estilo Disneyworld. Dice que el peligro de esa cultura demasiado figurativa
es que alguna vez un niño nos pida que le reproduzcamos una esperanza, o un
desengaño, y como es previsible que no podamos hacer un dibujo o construir una
maqueta para describir semejantes fenómenos, el pequeño concluya que esperanzas
y desengaños no existen.
Tan potente ha sido para mí el recuerdo de
esa idea que una vez, cuando vi a Dolina sentado a una mesa vecina en
un café del barrio porteño de Belgrano, me acerqué a saludarlo y le mencioné esas
líneas con admiración. Precisamente, eran días de Navidad.
El hombre levantó la vista, después entrecerró los ojos durante unos segundos en señal de estar pensando y a final me dijo “che,
cuánto te agradezco lo que me decís, no me acordaba de haber escrito eso” (¿mentiría, como Borges cada vez que lo elogiaban?).
No voy a comprar de nuevo ese libro.
El cuento ha generado un recuerdo demasiado lindo como para arriesgarme a descubrir,
después de comprobar que el autor no lo consideraba digno de perdurar en su memoria, que acaso ni siquiera dijera eso que acabo de contar. No hay que darle demasiadas oportunidades a la
realidad para que vuelva a hacer de las suyas.
Una delicia! Sobretodo el final!
ResponderEliminarComo dice Sabina: "Al lugar donde fuiste feliz no deberías tratar de volver"
ResponderEliminarExcelente, como nos tiene acostumbrados el autor.
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