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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Ocho apellidos wichis

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  La comedia musical “El violinista sobre el tejado” recurre a la figura alegórica del título para indicar cómo las personas llevan consigo su cultura, sus tradiciones y, en definitiva, su identidad dondequiera que estén. La obra, basada sobre textos de Sholem Aleichem, cuenta las peripecias de Tevie, un judío que vive en Ucrania durante la época de los zares (gente esta, me refiero a los zares, que no gobernaba precisamente con un estilo muy hospitalario). La humanidad de la historia la hace, además de deliciosa, universal. Nuestra constitución no se ocupa de las tribulaciones culturales del entrañable Tevie, pero sí de las que sufren los pueblos que estaban antes de la llegada de los españoles (que llama “indígenas”, un desliz). Reconoce su preexistencia cultural y ciertos derechos, como la educación bilingüe. También dice que la ley penal es una sola en todo el país y que no hay fueros personales, lo que quiere decir que no se pueden crear tribunales según quién sea el acusado. C

En la variedad está el gusto

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  Cortázar escribió un cuento al que puso el pintoresco título de Pequeña historia tendiente a ilustrar lo precario de la estabilidad dentro de la cual creemos existir, o sea que las leyes podrían ceder terreno a las excepciones, azares o improbabilidades, y ahí te quiero ver .  Don Julio imagina allí que luego de la muerte de los integrantes del directorio de un organismo internacional en un accidente aéreo (no de todos, porque uno, llamado Félix, pierde el vuelo), las delegaciones de todos los países se reúnen para elegir a los reemplazantes. Al cabo de las deliberaciones, resulta que todos los propuestos se llaman también Félix. A pesar de que cada uno es en su país la máxima autoridad en la materia, todos renuncian al día siguiente alegando motivos personales. En verdad lo hacen sencillamente porque les parece intolerable la idea de integrar un organismo en que todos se llamen Félix. El gobierno de Alberto Fernández es, todos los saben, comandado en la realidad por Cristina Ferná

Amor eterno (inmobiliario)

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  Me entero de casualidad (¿qué maldición hará que estas cosas terminen en mis manos?) de que en la sociedad norteamericana es habitual que existan las llamadas cartas de amor . ¿Qué las hay en todas partes? No, no me refiero a las cartas que dos personas enamoradas se mandan la una de la otra (eso no llamaría para nada la atención… o tal vez sí, en estos tiempos), sino unas que ocurren en el normalmente poco afectivo campo de las operaciones de compraventa inmobiliaria. Por love letters entienden allá a las comunicaciones que, al parecer, suelen enviarse a quien tiene en venta una casa, para explicarle con qué propósito uno se la compraría, para qué la quiere, con cuánto esmero se propone mantenerla y para informarle que no es un desapegado inversor que planea revolearla al mejor postor o alquilarla a un conjunto de músicos de heavy metal para que ensaye o a alguien que instalará allí una escuela de tiro al blanco con hachas o un banco de pruebas de explosivos. Veo en Amazon que

Les Luthiers lo habían advertido

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  Decir que la vida imita al arte es un lugar común. Para Woody Allen eso no es cierto: en realidad imita a la mala televisión. Cualquiera sea el caso, Les Luthiers alguna vez imaginaron a una banda de políticos corruptos que se proponía modificar el himno nacional para convertirlo en un mensaje proselitista. Tiempo después, el alcalde de Caracas propuso hacer lo mismo, para que el himno venezolano mencionara a Hugo Chávez. También, en el sketch “La vida es hermosa (disuacidio)" , los maestros del humor mostraron cómo funcionaba un estrafalario centro estatal de asistencia al suicida. Allí un burócrata atendía el llamado de alguien previsiblemente desesperado y, en lugar de contenerlo le hacía todo tipo de preguntas inútiles, entre otras si era la primera vez que se suicidaba. Los roles terminaban invirtiéndose: el que había llamado terminaba consolando al deprimido funcionario.  Al presentarlo, el recordado Marcos Mundstock explicaba que el suicidio no es delito, sobre todo por