Cetáceos unidos jamás serán vencidos

Como me pasa siempre, mi ensayo Bestiario jurídico fue rechazado por cada una de las insensibles editoriales que visité. Apuesto a ni siquiera lo leyeron (debería usar seudónimo). Lo cierto es que en ese trabajo me había ocupado de las conmovedoras iniciativas que toma la comunidad de los juristas para defender los derechos de los animales. Referí interesantísimas normas sobre las palomas mensajeras, sobre las carreras de galgos y sobre los paseadores de perros ajenos. También destaqué la actividad de la Comisión de Derecho Animal del colegio de los abogados porteños (algo sorprendido por la ubicación del adjetivo) que consagra el irreprochable derecho de los animales domésticos a vivir libres de todo sufrimiento y promete la cárcel para las personas que cometan el delito de “biocidio”, que consistiría en matar sin permiso de la autoridad a cualquier “sujeto de derecho sintiente no humano” (el que siente es el sujeto, no el derecho, otra vez hay que aclarar que así ubica esta gente lo...