Frío, frío...

Uno de los tantos líderes homónimos de lo que la historia acaso termine llamando “la era fernandiana”, “la fernandocracia” o “el fernandato” alivió su compulsión a decir cosas anunciando la creación de una corresponsalía itinerante de la agencia estatal de noticias Télam en la Antártida Argentina. El asunto de la itinerancia da la idea de que tal vez la corresponsalía se instale ma non troppo; que no sea una oficina, sino una motorhome.

“Antártida Argentina” es en realidad un deseo, como cuando nos atribuimos la invención del dulce de leche, el récord de longitud o de anchura de alguna calle o la nacionalidad de Daniel Barenboim. Hay un tratado internacional firmado hace más de sesenta años que permite que ese lugar sea utilizado por muchos países para fines pacíficos, y que dice que ningún acto puede ser interpretado ni utilizado para reclamar soberanía. Los reclamos que existían al tiempo de la firma del tratado fueron congelados como el suelo del lugar y a ninguno nuevo está permitido prestarle atención.

Más allá de la dificultad que tengo para imaginarme a qué se dedicará el personal de semejante corresponsalía, cuál será su itinerario y qué noticias saldrán a buscar sus empleados durante el patrullaje, me maravilla la coincidencia con otra propuesta que tuve el privilegio de conocer.

Resulta que en 2018 la Corte Suprema de Justicia de la Nación anunció el lanzamiento de algo que bautizó ambiciosamente “Plan de Transformación del Poder Judicial” (no es muy buena poniendo nombre a las cosas: lo comunicó durante el “Acto de Inicio del Año Judicial”, que ocurrió el 6 de marzo, cuando para la mayor parte de la gente había pasado ya más de una sexta parte de lo que entiende por año).

Jueces, colegios de abogados y trabajadores judiciales debieron improvisar “propuestas” para mandar a la Corte, porque la invitación los agarró desprevenidos. No parecía que se hubieran puesto antes a pensar en el asunto (la Corte, tampoco). La Unión de Empleados de la Justicia Nacional mandó un papelito que contenía seis sugerencias. Cinco eran reclamos gremiales que no tenían nada que ver con mejorarle el servicio a los ciudadanos y una proponía “la creación de una sede judicial en la Antártida con el fin de reclamar soberanía”, que es para lo único que no puede servir.

Yo no sé qué es una sede judicial. ¿Un juzgado, con sus casilleros para guardar expedientes, su mesa de entradas, su sala de audiencias, sus tazas para tomar mate cocido acompañado de Cerealitas? ¿A quiénes van a juzgar? ¿Hay muchos divorcios y choques de buques en la Base Marambio? ¿O será una mera sede social, como la de los clubes, para tomar vermú y jugar a las cartas cuando cae la noche, que allá cae temprano en invierno?

Como por suerte los argentinos tenemos iniciativa, pero no terminativa, esa oficina judicial jamás fue instalada entre los glaciares. Tampoco nadie supo nada más del mismísimo plan de la Corte. Tal vez con la corresponsalía de Télam tengamos más suerte y comencemos a tener noticia de los hechos asombrosos que suceden a diario en cualquier esquina de la Antártida, o en cualquier intersección de glaciares. Y si no suceden, no importa; un buen cronista no necesita de guerras ni de terremotos para mandar una nota interesante cada semana. Puede hacerlo incluso cuando está solo como un cóndor y en medio de una colonia de pingüinos.

En Italia dicen que en época de elecciones hay que imaginarse que se publica un aviso que lleva como título Si offre impiego. poco da fare, ben pagato e molto tempo per farlo. En Italia.

-Ω-


Comentarios

  1. DIOOOOS, *EL FERNANDATO* (COMO BIEN DECIS) INUNDADO X EL KIRCHNERATO, SE ADJUDICAN HASTA LA CREACION HUMANA.... DE ALLI NO SE VUELVE!!!
    MUY BUENA TU REFLEXION,
    GRACIAS🙏
    ADHIERO Y TE LEO, PARA NO SER "COPTADA" X LA LOCURA.
    FAFA PORTELLA, (DESDE EL PLANETA TIERRA)...

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  2. Sin embargo, la iniciativa puede ser útil para controlar arrebatos amorosos de los pinguinos y evitar así exceso de pobacion de la especie. Al fin y al cabo, pa' qué está el gobierno, eh?

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  3. El pingüino parece que es monógamo. Por eso lo de “pájaro bobo”. MG

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  4. Aplaudo la pluma y el concepto. Leì hace muchos años (màs de cuarenta) en un voto del Dr. Isaac Halperìn que referìa a la responsabilidad de los Directores de una sociedad anònima con participaciòn estatal mayoritaria (creaciòn criolla de un neo-tipo societario intrìnsecamente contradictorio), en el que el recordado profesor y camarista hacìa incapiè en el reproche al demandado, advirtièndolo que su designaciòn no era una "sinecura". Primera vez que leì el tèrmino en mi vida y que inmediatamente me impuso la bùsqueda en el diccionario de la RAE, pues algo me decìa que su significado no podìa ser: sin cura o incurable. Como a mi primera vista acomodaba su aparente etimologìa. Entonces aprendì què significaba en latin la palabra cura. Significa no solo cuidado, solicitud, inquietud y ocupaciòn, sino tambièn cargo, trabajo, obra e incluso guardìàn o intendente, y al curita de la parroquia que cuida y se ocupa del alma de sus feligreses De allì que la "sine-cura" era un cargo que no requerìa cuidado ni atenciòn y cuyo estipendio excedìa largamanete el esfuerzo que aparejaba. Toda una especialidad de la polìtica.

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  5. Buenísimo. Gracias, aunque no sé a quién agradecer. Exacto. En italiano, cuando se presenta una exposición, la edición de un libro o lo que sea que requiere de una dirección se dice "a cura di" Fulano (a cargo de, con referencia al que ha hecho efectivamente una tarea). Un abrazo, Marcelo Gobbi

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