Peluqueros



        Veo en el diario que un peluquero mató a otro en la calle Beruti.

        Lo que voy a contar no incluye nada inventado ni exagerado.

        Probablemente un profesor adjunto de Derecho Penal, Parte Especial, haya sido el peor docente que tuve en la facultad. Mis compañeros coinciden en la calificación. Por piedad lo llamaré “doctor X”.

        El doctor X era defensor oficial ante los tribunales de Mercedes.

        Tenía una obsesión con el delito de homicidio en estado de emoción violenta, del que habló exactamente durante todo el año y al que siempre calificaba como “un tópico [sic] apasionante del Derecho Penal”. En un manual horrible que había escrito con el titular de la cátedra ese capítulo comenzaba, precisamente, con la frase: “el homicidio en estado de emoción violenta constituye un tópico apasionante del Derecho Penal”

        Cada vez que mencionaba el homicidio emocional (lo hacía siempre, aunque estuviera enseñando la estafa, o la falsificación de pesas y medidas) preguntaba si ya nos había contado el caso de un peluquero al que había defendido y que estaba acusado de matar el hijo. Nosotros, cual adolescentes, le contestábamos que no y él se mostraba extrañado “qué raro, bueno, a lo mejor lo conté en la Universidad del Salvador, no acá en la UCA” y volvía a contar la misma historia. Aunque nosotros éramos bastante bestias, nos parecía que el caso no había tenido nada de emocional, porque el peluquero había ido a su dormitorio a buscar un arma, había tenido tiempo de cargarla, después había discutido con el hijo, de modo que había habido cierta planificación del asesinato.

        Pasó el suplicio del curso anual y el último día de clase el doctor X se despidió de nosotros de la siguiente manera: “Me gustaría mucho seguir en contacto con ustedes. Yo siempre entablo con mis alumnos una relación de afecto y amistad. Lo mismo me ocurre con mis defendidos. Por ejemplo, no sé si ya se los conté, hace muchos años defendí a un peluquero en un caso realmente apasionante. Cada vez que voy a la cárcel de Mercedes lo visito”.

-Ω-


 


Comentarios

  1. La señora del Dr X la debe seguir escuchando cada semana, sobre todo si el Dr se salvó de la columna, lo que en este caso serviría para matizar la variedad de
    las anécdotas

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