L'anniversario, de Andrea Bajani (comentario)
Ricky Gervais, cuando presentó la entrega de los premios Golden Globe, les recordó a los artistas un asunto importante: “Si ganan un premio esta noche, no lo usen como plataforma para hacer un discurso político. ¿De acuerdo? No están en posición de sermonear al público sobre nada. No saben nada sobre el mundo real. La mayoría de ustedes pasó menos tiempo en la escuela que Greta Thunberg”.
Nada indica que un buen narrador sea, también, el mejor psicólogo, sociólogo o analista político. De entre los escritores que me gustan, Marechal fue director de cultura del peronismo en su etapa fascista y Cortázar murió defendiendo a la Revolución Cubana cuando hacía rato que sus compañeros de izquierda del boom latinoamericano habían caído en la cuenta de que el castrismo se había convertido en una carnicería.
Acabo de leer L’ anniversario, la publicitada novela de Andrea Bajani, ganadora del premio Strega. Aunque no la recordaré como una de las mejores que haya leído, me pareció muy bien escrita. También celebré la manera en que deja al descubierto la imbecilidad de los que se creen obligados a mantener los vínculos familiares por el mandato de la sangre. Alguien decide no ver más a un padre violento y a una madre que se somete indignamente al monstruo. Siempre sospeché que el mandamiento “honrarás…” proviene de un error de tipeo: uno debe honrar al honorable, al que lo merece, y hay muchos padres perversos frente a los cuales no parece atinado inmolarse. La cantidad de tribulaciones que ha causado obedecer a semejante insensatez judeocristiana es incalculable.
Todo iba bien hasta que leí una entrevista al autor. En lugar de disfrutar de su éxito, o de regodearse justificadamente por haberse animado a escribir sobre un incomprensible tabú, Bajani empezó a vincular la cuestión con el machismo. Sí, claro pero también hay madres perversas y hombres humillados. También opinó que la familia debe evolucionar como cualquier institución, incluida “una asociación de jubilados”, como si eso no ocurriera todos los días. Dijo, para mi sorpresa, que todas estas depravaciones humanas no se explican sin un sistema opresivo llamado capitalismo. Bienvenidos a los años setenta del siglo pasado. No sé, García Lorca no era un hombre de derechas ni precisamente un machista y escribió La casa de Bernarda Alba, una historia en la que lo único que podemos reprochar al hombre es su ausencia, por lo menos después de haberse muerto. Con la mujer que tenía, el abandono era lo más sano que podía haber hecho. Su alternativa habría sido la del dentista argentino Barreda, que escopeta en mano liquidó a todas las mujeres de la casa. "Eran ellas o yo", dijo antes de ser condenado.
En suma, mi comentario al libro es el siguiente: 1) disfruté su lectura; 2) sospecho que Bajani es uno medio pelotudo que escribe bastante bien.
-Ω-

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