Animalario jurídico

Mi amigo Alejandro Dagnino hace honor a su apellido y quiere hacerme sufrir. Me manda la resolución de una jueza de San Justo (parece un juego de palabras) que ordenó la restitución a una señora de un perro y cinco gatas. Aparentemente, esos animales estaban en poder del exmarido en calidad de rehenes. La jueza, de nombre Maite Herrán, puso todo en su lugar “sin que ello implique prejuzgar sobre la titularidad de los animales”. Dijo la magistrada que los animales son seres sintientes y que por eso tienen derechos. Para ella, “un sentimiento ético generalizado” (atención: un sentimiento, no un fundamento racional, que además tiene que ver con la Ética, no con el Derecho) es suficiente para que los jueces establezcan obligaciones que, reconoció, ella no logró encontrar rumiando en la legislación; entre esas obligaciones, la de evitarles el sufrimiento. No limitó semejante derecho a los animales que podamos considerar domésticos. De hecho, citó como antecedente el famosísimo caso arg...